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Honduras invierte grandes sumas en la educación, pero los poderosos sindicatos de profesores y los nombramientos políticos minan las reformas en un sector vulnerable a la corrupción y que carece de supervisión de la sociedad civil. En el país hay unos 50.000 profesores; entre 2.500 y 2.600 tienen problemas pendientes en relación con sus puestos (tales como pagos irregulares por permisos o ausencias injustificadas mientras siguen en la planilla). Para que los planes de descentralización en curso  tengan un impacto positivo sobre los servicios de educación es necesario mejorar las competencias de los auditores locales, dar más participación a los padres de familia y los sindicatos deben adoptar códigos de conducta.

Un éxodo masivo de personal docente se avecina en la Escuela Primaria de Likhubula, en la ciudad de Chilomoni, Blantyre, después que 28 profesores pidieron traslados de la escuela siguiendo un enfrentamiento entre maestros y la comunidad aledaña. Por medio de una carta, los maestros dijeron sentirse inseguros en su puesto de trabajo actual, después que la comunidad, los acusó públicamente de utilizar los fondos de la escuela incorrectamente. El Asesor de Tutela de Chilimoni acusó a los maestros de corrupción cuando recolectan dinero de los alumnos y cuando manejan otros proyectos estudiantiles.