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Según la Agencia de Garantía de Calidad de la Enseñanza Superior, hay más de 1.000 fábricas de ensayos en funcionamiento en las universidades del Reino Unido. El gobierno anunció que ofrecer servicios de redacción de ensayos a los estudiantes a cambio de una cuota se convertirá en un delito en el marco de los planes para abordar el engaño. Las universidades acogieron con satisfacción esta decisión e introdujeron códigos de conducta con severas sanciones por presentar trabajos que no son propios del estudiante.

Una investigación en una escuela de la Ciudad de Baltimore encontró que los administradores tramaron para inflar las matrículas, presionaron a los maestros para cambiar calificaciones y programaron a los estudiantes en clases que no existían. Durante tres años, cerca de 100 estudiantes permanecieron en las listas, pero no asistieron a la escuela. La escuela operaba cursos vespertinos y de verano diseñados para que los estudiantes pudieran recuperar créditos, pero los cursos no cumplieron con los estándares. En algunos casos, profesores no cualificados fueron asignados a enseñar, y en otros casos, miembros del personal fueron nombrados profesores de una clase que nunca dieron.

Tras la aplicación de la Ley de Organismos Reguladores de la Educación de 2020 (Ley 1023), cualquier institución de enseñanza superior en Ghana, que anuncie o imparta un programa que no está acreditado, se enfrentará a sanciones que incluyen multas de 240,000 GHS (US$41,400). Otra posibilidad es que el vicerrector o el rector de la institución sea encarcelado hasta por 20 años, aunque ambas sanciones pudieran aplicarse.

La investigación de la Comisión de Anticorrupción y Derechos Civiles reveló que 10 universidades nacionales en Corea del Sur presuntamente malversaron 9,400 billones KRW de matrículas estudiantiles. Los fondos estaban destinados a cubrir programas de orientación de los estudiantes y actividades de seguridad realizadas por profesores y personal durante horas de almuerzo, después del trabajo y/o en los fines de semana. Empleados de una de las universidades nacionales exageraron el número de tales actividades, cambiando de lugar y ropa, ganando 1.2 billones KRW.