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En el libro Corruption in Higher Education: Global Challenges and Responses, treinta y cuatro expertos arrojan luz sobre diversos problemas de corrupción en la enseñanza superior: trampas en los contratos y subcontratación de tareas; procesos de contratación ambivalentes; universidades falsas que adoptan diversas formas, desde planes con ánimo de lucro hasta estudiantes que compran títulos sin cumplir sus obligaciones; la investigación de la corrupción implica a académicos, administradores y organismos, unidos contra la corrupción académica. Algunos de los próximos pasos son: desarrollar una teoría de la integridad, analizar el impacto de la educación secundaria, impulsar la tecnología, evitar la estigmatización de los grupos sociales y fomentar la cooperación mundial.

Según una encuesta realizada por Education Sub-Saharan Africa (ESSA), la mayoría de las universidades de África Oriental tuvieron problemas para mantener la integridad de los exámenes que se realizaron en línea durante la pandemia de COVID-19. El investigador principal de ESSA informa que los estudiantes utilizaron materiales prohibidos durante los exámenes o infringieron las políticas de examen de las universidades. Uganda y Kenia registraron el mayor número de universidades con problemas, con un 31 % y un 27 %, respectivamente.

Según un experto, la crisis de la vivienda, las presiones por el costo de la vida, las barreras lingüísticas, la falta de tiempo y el apoyo de las universidades están llevando a los estudiantes australianos a recurrir a las trampas por contrato. Su investigación reveló que alrededor del 10% de los estudiantes presentan trabajos escritos por otra persona, y más del 95% de ellos no son descubiertos. También reveló que los que tienen el inglés como segunda lengua o lengua subsiguiente, son tres veces más propensos a contratar escritores fantasma.

Un estudio reciente arrojó algunas conclusiones alarmantes sobre el alcance del plagio y de otras formas de comportamiento académico poco ético en las instituciones de educación terciaria marroquíes. Aproximadamente la mitad de los encuestados admitió haber plagiado textos; sin embargo, el estudio confirma que el plagio no siempre es deliberado, sobre todo entre los académicos cuya lengua materna no es el inglés. Una forma de disminuir el plagio es impartir formación sobre la integridad de la investigación, así como sobre la ética empresarial.

En una encuesta nacional sobre la integridad de la investigación realizada por académicos holandeses, 40,000 investigadores, desde estudiantes de doctorado hasta profesores titulares, admitieron haber cometido al menos una de las 11 prácticas de investigación cuestionables. Se calcula que uno de cada 12 investigadores ha fabricado o falsificado resultados de investigación en los últimos tres años. Según un investigador postdoctoral y principal investigador de la encuesta, los resultados ya se están debatiendo con los responsables políticos de las universidades y centros médicos de los Países Bajos.

Cuando una estudiante de doctorado denunció el robo de su trabajo, le dijeron que era parte del juego. Uno de cada cinco estudiantes de doctorado del mundo académico se enfrenta a esta práctica. Según una encuesta en línea realizada entre 1,800 estudiantes de doctorado y jóvenes doctores, el 21% de los encuestados afirmó haber visto cómo otra persona se atribuía su trabajo. Preocupados por las repercusiones en sus futuras carreras, muchos estudiantes de doctorado optan por guardar silencio sobre este tipo de abusos.

Para promocionar su posición académica y obtener otros beneficios económicos, muchos profesores, incluidos los universitarios, presentan sus trabajos de tesis basándose en el plagio. El pasado mes de enero, tres profesores de la Universidad de Dhaka fueron despedidos tras ser acusados de plagio en sus trabajos de investigación. En los últimos cinco años, al menos 10 profesores de la misma institución también fueron acusados de plagio o violación de las normas de derechos de autor en sus trabajos de investigación.

Un equipo de investigación de la Universidad Canadiense de Dubai, ha identificado un nuevo enfoque para luchar por la integridad académica mediante el uso de técnicas de aprendizaje automático. El nuevo método aplica un logaritmo para identificar casos de trampa a través de un análisis posterior a las calificaciones de los exámenes, pruebas, exámenes trimestrales y finales de los estudiantes de toda la clase. Esta técnica puede complementar el trabajo del software de detección de plagio comercial y proporcionar una alternativa disuasoria y no invasiva para los exámenes a distancia.