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En la República Dominicana, el ministro de Educación ha presentado un código de ética para mejorar la relación entre alumnos y docentes y empleados de los centros escolares.  El objetivo es que esta relación sea estrictamente académica y de servicio formativo, y prohibir cualquier tipo de trato que no contribuya al desarrollo integral de los estudiantes. El código establece, por ejemplo, que el uso de redes sociales y otras herramientas tecnológicas con fines no académicos estará prohibido para el personal del centro en su interacción con los alumnos. 

El vídeo suscita preocupación sobre el uso del código de ética para docentes, ya que este año se han registrado 269 casos de acoso sexual en las escuelas, así como cientos de disputas entre docentes y padres de alumnos. Sugiere que basarse únicamente en un código de ética puede no ser suficiente, haciendo hincapié en la necesidad de una reforma cultural dentro del sistema de educación pública. Esta reforma debería incluir la participación de psicólogos y orientadores, en colaboración con diversos sectores educativos, para abordar estas cuestiones con eficacia.

La Universidad de Oxford ha anunciado una nueva política para el personal de la institución que prohíbe cualquier relación personal estrecha con estudiantes que "transgreda los límites de la conducta profesional". El anuncio se produce en un momento en que la Oficina de Estudiantes está trabajando en la regulación de la relación personal y estudiantes, y a punto de lanzar una consulta sobre la regulación del acoso y la mala conducta sexual en la enseñanza superior.

Según el jefe del Observatorio de la Enseñanza Superior y la Investigación Científica, se ha producido un aumento de las trampas en los exámenes por parte de estudiantes que utilizan teléfonos móviles, apuntes de clase o documentos preparados para hacer trampas, además de escribir en las mesas o incluso en las paredes de las salas de examen. Algunos observadores, en lugar de redactar informes sobre las trampas en los exámenes, parecen facilitarlas. Esto puede atribuirse a la falta de recursos y de motivación, que afecta a la calidad de la enseñanza, junto con una cultura en la que hacer trampas se ha normalizado.