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El FBI ha denunciado que los proveedores de comidas patrocinados por Feeding Our Future, con sede en Minneapolis, recibieron decenas de millones de dólares de los contribuyentes por alimentos que nunca proporcionaron a los niños necesitados; utilizando la mayor parte del dinero en la compra de bienes inmuebles, vehículos de lujo y otros bienes. Entre los condenados, se encuentran un reconocido director de escuela, que también dirigía varias guarderías en Georgia, varios ministros que dirigían sus propias organizaciones sin fines de lucro, que distribuían comidas y un antiguo candidato al Congreso.

Se han dado casos de corrupción relacionados con la alimentación escolar en el municipio de Santander, en Colombia. El contrato por valor de 30 millones de dólares, destinado a los niños de Santander, se adjudicó a una empresa sin experiencia en cocina ni nutrición.

En el marco de la política de gratuidad del Ministerio de Educación, se inicio el ciclo escolar 2009, caracterizado por la falta de útiles, refrigerios, mobiliario y algunos profesores en escuelas e instituciones públicas. Los estudiantes que ingresaron a los planteles no solo tuvieron que llevar o comprar su merienda, sino que disfrutaron de un gran recreo, pues los establecimientos carecían de los escritorios y materiales para que los pocos docentes que fueron ubicados impartieran las clases.