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El Ministro de Educación y Ciencias está tratando de implementar reformas generalizadas en un país donde establecer universidades autónomas requiere de un desmantelamiento del legado de control de la mentalidad de la era Soviética, donde la cultivación de calidad; requiere de una superación generalizada de corrupción y donde el conflicto ha acabado con 28 instituciones.

El rector en función de la Universidad de Aviación Nacional de Ucrania, fue detenido el 26 de agosto con cargos por haber aceptado un soborno de €100,000 (US$112,000) por un nombramiento de un puesto de trabajo. Se reportó que el acusado fue detenido por detectives de la Oficina Nacional de Anti-Corrupción, la Oficina Especial de Anti-Corrupción del Fiscal y oficiales del Servicio de Seguridad. Al día siguiente, la Oficina Nacional de Anti-Corrupción reportó en su sitio web, que durante el registro del apartamento, detectives encontraron efectivo, y también confiscaron nueve barras de oro. En respuesta, el rector afirma que le tendieron una trampa.

El rector en función de una de las principales universidades técnicas de Ucrania fue arrestado en su oficina por aceptar un soborno de €170,000, aproximadamente US$200,000. En un país donde el salario promedio equivale a escasos US$100 al mes, esta cifra se oye astronómica. Este no es el primer incidente donde el rector universitario ha sido arrestado en conexión con un soborno. Si hubiera un rango para clasificar las instituciones de educación superior más corruptas del mundo, sin duda las universidades de Ucrania, ocuparían algunos de los primeros puestos.

Durante el fin de semana, el público mostró su furia a través de las redes sociales, por la decisión de la corte de levantar la suspensión del director de una universidad de medicina de Kiev. Dichos casos son comunes en Ucrania, cuando las cortes son parciales a los rectores, decanos y profesores, quienes no solo se involucraron en escándalos y peleas con oficiales gubernamentales, sino que han sido capturados en actos de corrupción. A pesar que tales ofensas conllevan a severos castigos de cinco a diez años de cárcel, eso parece no desalentar a los sobornadores, quienes con mucha frecuencia son puestos en libertad sin ninguna consecuencia.