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El estado de las escuelas públicas de Egipto es un indicador esencial de las formas en que la revolución egipcia no ha alcanzado a sus ciudadanos. Es más, las clases privadas se han convertido en un hecho del sistema educativo de Egipto. Un número de maestros han admitido, extraoficialmente, que enseñan lo mínimo posible en la clase para poder recuperar a esos mismos estudiantes en clases particulares. Según cálculos, familias egipcias invierten más de 1 billón de dólares en clases particulares para compensar el pobre nivel de educación: un costo que viene siendo casi un cuarto del ingreso familiar.

La Comisión de la Oficina de Educación Privada (Opec) ha conformado un equipo de trabajo para investigar instituciones de tutoría privadas, las cuales, presuntamente proporcionan a estudiantes dispositivos altamente tecnológicos, para hacer trampas en exámenes de admisión. Después de haberse encontrado, que tres estudiantes que tomaron los exámenes de admisión de la Universidad de Medicina, Facultad de Medicina Dental y Facultad de Farmacia; usaron lentes con videocámara y relojes inteligentes para hacer trampa. La Opec trabajará de cerca e intercambiará información con la policía de Pak Klong Rangsit, quienes están investigando el caso.

La Universidad de Cairo, la institución estatal educativa más grande de Egipto, ha iniciado un plan de acción en contra de prósperos pero ilegales “centros de enseñanza” en su comunidad, acusándolos de “debilitar el proceso educativo”. Los centros, localizados fuera del campus, son acusados de piratear libros académicos, producir guías de estudios deficientes e impartir cursos intensivos para estudiantes por una cuota. Algunos académicos a quienes se les han pirateado sus libros, dicen no haber recibido respuesta, después de denunciarlos a autoridades legales.