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Pocas personas se incorporan a la profesión docente por dinero. Los profesores prefieren describir reiteradamente su motivación como "vocación", expresión ampliamente reconocida como un eufemismo de "mal pagado". Pero para algunos profesores con espíritu empresarial, el sistema educativo presenta abundantes oportunidades para hacer dinero. Un informe sobre la corrupción en la educación, publicado esta semana por la UNESCO, destaca la manera en que directores, profesores y funcionarios de educación pueden extorsionar y malversar los fondos destinados a las escuelas.

Al descubierto: representantes universitarios se reunieron con la hija del primer ministro chino para recibir una donación de la que posteriormente funcionarios universitarios negarían su relación con el gobierno chino.

Un documental de ITV investigó si algunas escuelas están tomando medidas deshonestas para alcanzar calificaciones altas. Se dice que el problema se desarrolló después que tablas comparativas de resultados de exámenes fueron introducidas en 1992, presionando a las escuelas a desempeñarse mejor. Las escuelas pueden obtener más recompensas financieras si sobresalen en las tablas comparativas, mientras que empleos de directores y maestros están en riesgo si una mala inspección Ofsted significa que la escuela lleva a cabo medidas especiales.

Se le ha hecho un llamado a la Universidad de Oxford a través de una carta abierta para revisar su decisión de aceptar £75m de parte del hombre más rico de Inglaterra, para construir la Escuela de Gobierno Blavatnik. La carta también insta a la Universidad a llevar a cabo urgentes “reformas procesales y transparencia” con relación a donaciones extranjeras.

Una investigación afirma que miles de estudiantes han firmado contratos 'ilícitos' que les permite a las universidades incrementar los costes de matrícula de forma arbitraria o interrumpir sus cursos. Los alumnos universitarios pueden ver sus costes de matrícula incrementados o su curso de grado alterado al antojo de sus universidades debido a unos injustos términos contractuales. Un lobby de consumidores afirmó que una de cada cinco universidades estaban haciendo uso de términos contractuales ilegales que les daba un poder ilimitado para cambiar cursos una vez que los alumnos se hayan matriculado.

Muchas de las principales universidades del Reino Unido se niegan a dar explicaciones acerca de cómo se gastan las 9.000 libras esterlinas (unos 13.600 dólares americanos) anuales que cuesta la matrícula de cada estudiante. El influyente comité de expertos del Instituto para la Política de la Educación Superior (Higher Education Policy Institute en inglés), invitó a una amplia gama de instituciones a que explicaran cómo están gastando el dinero, pero la mayoría, incluyendo casi todas las universidades más selectas del país, declinaron dar una respuesta.