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Un profesor de la Universidad de Sur Africa (UNISA), le dió a un estudiante el trabajo plagiado de su asistente de investigación que se fue de la universidad. Le ayudó fraudulentamente a obtener una maestría y después un doctorado. UNISA le dió una advertencia válida por 12 meses.

Según el Director de la Comisión de Derechos Humanos y Justicia Administrativa (CHRAJ), el papel que juegan los estudiantes de educación superior en la implementación efectiva de leyes de anticorrupción; es crucial. Durante un simposio organizado por la Comisión Nacional de Educación Cívica, se hizo un llamado a los estudiantes para participar en la lucha contra la corrupción y fomentar en el país la buena gobernanza, estado de derecho, rendición de cuentas y la transparencia.

Funcionarios educativos fueron sorprendidos ayudando a estudiantes a tomar sus exámenes privados, después de recibir sobornos de más de un millón de Leones, equivalente a aproximadamente £110 por estudiante. La Comisión de Anti-Corrupción los desfiló en las calles de Freetown. Aun así, expertos de los derechos humanos están cuestionando la legitimidad de las tácticas de hoy en día, de humillar públicamente a los acusados antes de llevarlos a corte.

Según un científico de computación y experto en contratación de trampa, Kenia se ha establecido como el centro del universo de la trampa académica. La mayoría de ensayos para estudiantes universitarios se envían a estudiantes británicos con la garantía que sus tareas no contienen plagio y que son anónimos. En un intento por frenar a los tramposos y después de la presión del gobierno británico, PayPal anunció que bloquearía los pagos que se hicieran a estas fábricas de ensayos.

Según la Ley del Marco Nacional de Cualificaciones de Sudáfrica (SA), la afirmación falsa o fraudulenta de un título de educación superior es un delito penal sujeto a una pena de prisión o una multa. Presumir de tener un doctorado u otro título en LinkedIn o en la biografía de Twitter, puede ser suficiente para meterse en serios problemas. Según la nueva ley, los operadores de instituciones falsas, también se enfrentarán a penas de cárcel de hasta cinco años si afirman estar registrados como instituciones educativas en Sudáfrica o en el extranjero.

Según un profesor de la Comisión de Universidades Nacionales, 60% de los trabajos de los estudiantes de último año, contienen plagio, en el nivel de maestrías entre el 15%-20% y de doctorados alrededor del 8%. El vice canciller de la Universidad Estatal de Delta, anunció que, en un intento de inspirar disciplina académica y honestidad, la institución ha sancionado a más de 15 profesores por varias formas de plagio relacionadas con publicaciones. De acuerdo con una fuente de la universidad, las sanciones incluían descensos de categoría y no recibir ascensos en un período de tres a cinco años.

La mala práctica de exámenes es una “industria” altamente organizada, entre propietarios de escuelas, funcionarios del Ministerio de Educación del Estado, funcionarios de la certificación de West African School, vigilantes, mecanismos, y de los mismos estudiantes. Según un estudio, esto es resultado de una pobre implementación de reglas para los exámenes, sin miedo a castigos, preparación inadecuada, no hay lealtad hacia el personal de la entidad examinadora, y amenazas de estudiantes y padres de familia. Muchos padres prefieren sobornar al examinador, en lugar de pagar por clases extra para su hijo, porque eso no garantiza buenos resultados en los exámenes.

Para lograr reforzar la integridad de los resultados de los exámenes, la Junta de Matriculación de Admisiones Conjunta, arrestó a no menos de 100 candidatos a nivel nacional por diferentes tipos de mala conducta. Entre las personas arrestadas, había un candidato quien se registró 64 veces para hacer exámenes para 64 candidatos, ya que dichos exámenes se llevan a cabo durante siete días con un promedio de tres turnos diarios por centro.

Las medidas tomadas recientemente por el gobierno del RU, para ponerle fin al uso de las fábricas de ensayos por sus estudiantes, es un golpe para miles de estudiantes de Kenia y universitarios que dependen de contratos de escrituras académicas como principal fuente de ingresos. Un experto en integridad dice en su blog que los participantes tienen la idea de que sus trabajos proveen un servicio de valor, no que están ayudando a otras personas a hacer trampa. Se ven a sí mismos como escritores académicos, pero ésta práctica se considera no ética y hay preocupaciones que puedan tener efectos negativos en la calidad de la educación superior.