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En 1999, el ministro de educación federal australiano anunció la creación de una Agencia Australiana de la Calidad de las Universidades (Australian Universities Quality Agency, AUQA). Su misión es auditar las universidades y las instituciones no universitarias. Se ha criticado a la AUQA de "ocuparse sólo de los procesos y no de los resultados" o de que "sólo observa los procesos destinados a lograr la calidad y no la calidad misma". En 2006, la AUQA comisionó un análisis independiente de sus actividades.

El Australian National Health and Medical Research Council (NHMRC) y las universidades de Australia emprendieron la revisión del Código para una Investigación Responsable. El código se propone orientar a las instituciones y los investigadores para que efectúen prácticas de investigación responsables. Abarca temas tales como la gestión de datos y materiales, la publicación y difusión de resultados; la atribución; los procesos de revision por los pares y los conflictos de intereses.

Los estudiantes de la University of New England podrían perder sus diplomas o sus visas de residencia en el país, si se los descubre trampeando. En la universidad se han revisado más de 200 proyectos de maestría, encontrándose que una significativa proporción de estudiantes extranjeros que paga su escolaridad estaba involucrada en actos de plagio.

Cientos de estudiantes de la WA University fueron sorprendidos timando en los exámenes y plagiando en el trabajo de clase. Durante los tres últimos años, 545 estudiantes fueron cogidos plagiando en la Curtin University, 304 en Murdoch, 270 en la University of Western Australia y 182 en la Edith Cowan University.

Un importante académico africano ha perdido su trabajo por segunda vez después de que una Universidad australiana que le había contratado en enero descubriera demasiado tarde que el noviembre pasado fue obligado a abandonar su puesto en Sudáfrica bajo acusaciones de sucesivos plagios.

Se estima que unos 10.000 estudiantes al año están sujetos a acciones disciplinarias en universidades de toda Australia, la mayoría de ellos bajo alegaciones de plagio.

Al frente de la compañía envuelta en un escándalo de trampa académica de gran escala, es una mujer de negocios originaria de China. La empresaria de 30 años ha utilizado su licenciatura en contabilidad para crear un servicio de escritura fantasma muy lucrativo, llamado “MyMaster”. Este campo ha visto a la compañía MyMaster ganar por lo menos $160,000 durante el 2014 y entregar más de 900 tareas fraudulentas a estudiantes dispuestos a pagar $1,000 por el trabajo.