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La corrupción campa a sus anchas en los procesos de admisión, en exámenes y la asignación de becas en las universidades chinas. Un resultado positivo del reciente escándalo por plagio es el diseño de un código de conducta para alumnos y profesores elaborado por la Universidad de Beijing.

Algunos políticos obligaban a las universidades a contratar a amigos suyos a cambio de la garantía de un flujo constante de fondos. A través de la falsificación de documentos y del soborno a los funcionarios adecuados, el personal de la universidad se aseguraba unas pensiones de jubilación mayores y así se podrían retirar antes de la edad habitual.

En 1998, el grupo de control para la educación de Bombay, el Foro para la Justicia en la Educación, ganó un caso histórico que tomaba medidas drásticas contra el secretismo en los procesos de admisión. Los tribunales dictaminaron que todos los colegios universitarios y universidades deben hacer públicos los resultados de los exámenes de acceso, para asegurar así que dichas admisiones se hacen en base a méritos académicos, y no por dinero pasado por debajo de la mesa.

Claros ejemplos de que el soborno y corrupción aumentaron el año pasado en los campus universitarios a lo largo de toda la Federación de Rusia. Se confirmaron más de 1.000 incidentes relacionados con la aceptación de sobornos y abusos llevados a cabo por administradores y catedráticos en 2001, un aumento del 32 por ciento en comparación con los niveles del año 2000.

Se estima que en Rusia tanto los alumnos como sus padres gastan entre 2 y 5 mil millones de dólares en sobornos al año. Y el acceso a prestigiosas instituciones de enseñanza superior en Moscú cuesta entre 10.000 y 15.000 dólares en soborno.

Tras la petición por parte del Comité de Ciencias y Educación, diversos centros de educación superior han sido acusados de obligar a sus alumnos a asistir a mítines políticos. Así, funcionarios de estas escuelas han sido acusados de darles un aprobado a esos estudiantes a cambio de su participación.