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Como resultado del creciente número de escándalos económicos, las universidades y escuelas concebidas como empresas en todo el mundo ahora están interesadas en incluir clases de ética en sus programas. Están preocupadas por la idea de que los estudiantes no estén equipados para abordar disyuntivas éticas; de ahí que se realicen diversas actividades que incluyen el análisis de las causas y consecuencias de las crisis, visitas a condenados por fraude y proyectos de cambio.

Afganistán debe enfrentar ahora un problema en materia de educación: la falta de textos escolares. Millones de nuevos textos prometidos y pagados por los donantes no fueron distribuidos debido a la corrupción y a complicaciones burocráticas.  Según las cifras dadas en entrevistas con los funcionarios de las 34 provincias del país, cerca de un tercio de los textos pedidos el año pasado nunca llegaron a destino. Actualmente, los estudiantes sólo tienen la posibilidad de copiar ilegalmente los ejemplares encontrados en los mercados.

Como resultado de la corrupción y la burocratización, millones de nuevos libros prometidos y pagados por los donantes en 2008 nunca fueron distribuidos. Un tercio de los textos todavía espera ser distribuido a las provincias y muchos de los textos pedidos son de tan mala calidad que no duran un segundo año.

El presidente negó el pedido de las escuelas para cobrar el almuerzo de los estudiantes que participan en el programa de Educación Primaria Universal (EPU), afirmando que éste ha sido concebido para las familias pobres que no pueden asumir gastos adicionales. Además, declaró que el pago de montos innecesarios de dinero crearían barreras adicionales a la EPU, pues se añadirían a los costos ya existentes, tales como uniformes caros, libros, visitas y otros rubros.

En el marco de la política de gratuidad del Ministerio de Educación, se inicio el ciclo escolar 2009, caracterizado por la falta de útiles, refrigerios, mobiliario y algunos profesores en escuelas e instituciones públicas. Los estudiantes que ingresaron a los planteles no solo tuvieron que llevar o comprar su merienda, sino que disfrutaron de un gran recreo, pues los establecimientos carecían de los escritorios y materiales para que los pocos docentes que fueron ubicados impartieran las clases.

Dos profesores de primaria y secundaria fueron suspendidos por vender textos escolares pertenecientes a la escuela. Los textos, destinados a ser distribuidos gratuitamente por el District Institute of Educational Training (DIET) entre los estudiantes, fueron embargados en una tienda de desechos.