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Se reveló un escándalo que involucra a 49 estudiantes que buscaban plazas en una prestigiosa universidad egipcia. En lugar de ser inscritos en la universidad prometida, los estudiantes terminaron en Malasia, donde 15 de ellos se descubrieron efectuando trabajillos para poderse mantener. Más aún, en lo que podría ser un malentendido burocrático, el Ministerio de Educación de Indonesia no tiene a su cargo la verificación del proceso de inscripción de los estudiantes, porque el Ministerio de Asuntos Religiosos es la instancia responsable de los estudiantes que presentan solicitudes a las universidades islámicas en el exterior.

Los estudiantes chinos llevan décadas viajando a Estados Unidos para estudiar, pero en los últimos años su número ha aumentado de forma muy notable. Muchos de ellos solo tienen un conocimiento básico de las universidades extranjeras y afrontan grandes dificultades para encontrar sentido a aplicaciones de gran complejidad. Como resultado, en el país ha comenzado a proliferar una industria de agentes educativos dedicados a orientarles y, en algunos casos, a hacer lo que sea absolutamente necesario para asegurarse de que sean aceptados.

Una vez llevado a cabo un estudio exhaustivo, la magnitud y alcance del fraude cada vez queda más patente. Por ejemplo, las investigaciones realizadas sugieren que la mayoría de las solicitudes presentadas por aquellos países emisores de grandes cantidades de alumnos o bien están infladas o directamente son fraudulentas. Como resultado, decenas de miles de alumnos internacionales, habiendo superado los obstáculos de visado y admisión, consiguen matricularse en cualquier lugar del mundo utilizando expedientes académicos, declaraciones de apoyo financiero, cartas de recomendación o resultados de evaluaciones falseados.

Uno de los objetivos de la Asociación Nacional para la Consejería sobre Admisión Universitaria (NACAC) de EE. UU. es garantizar una conducta basada en principios entre los profesionales responsables de la admisión de estudiantes. En apoyo de esto, y dado que sigue creciendo el número de miembros que contratan los servicios de reclutadores de estudiantes internacionales, la asociación ha decidido seguir estudiando la posibilidad de revisar y actualizar su declaración de principios de buenas prácticas en lo que respecta al uso de agentes.

Desde el final de la Guerra Fría, el dramático aumento de la educación a nivel global ha incrementado no solo la comercialización sino también la corrupción. La corrupción en la educación superior no debe contemplarse solo en términos del mal uso de los fondos de investigación, la presentación y construcción de datos fraudulentos o la aplicación de prácticas de admisión no equitativas.

Fábricas de diplomas han estado en el radar de los Estados Unidos desde 1876. Ahora, el fraude de credenciales en la educación superior es una industria billonaria, según se dice. Ha aumentado vertiginosamente en una importante amenaza para empleadores y las oficinas de admisiones universitarias. Se ha extendido globalmente. Los Estados Unidos es hogar para un gran número de fábricas de diplomas, con más de 1000 operaciones conocidas desde el 2011, según Verifile, una compañía dedicada a hacer evaluaciones previas a empleos basada en el Reino Unido.