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En un análisis realizado conjuntamente por el Comité de Ética de las Publicaciones y la Asociación Internacional de Editores Científicos, Técnicos y Médicos, se descubrió que más de la mitad de los 3 440 artículos presentados en un periodo de dos años eran falsos. Las prácticas de ciencia abierta, como la preinscripción de los planes de estudio y los informes registrados, podrían fomentar la transparencia y la rendición de cuentas. Reconocer la importancia de la revisión por pares y recompensar a los revisores también puede mejorar la integridad académica y disminuir la proliferación de artículos sospechosos.

En una encuesta nacional sobre la integridad de la investigación realizada por académicos holandeses, 40,000 investigadores, desde estudiantes de doctorado hasta profesores titulares, admitieron haber cometido al menos una de las 11 prácticas de investigación cuestionables. Se calcula que uno de cada 12 investigadores ha fabricado o falsificado resultados de investigación en los últimos tres años. Según un investigador postdoctoral y principal investigador de la encuesta, los resultados ya se están debatiendo con los responsables políticos de las universidades y centros médicos de los Países Bajos.

Un estudio reciente realizado en Kenia reveló que el 68% de los encuestados había incurrido en alguna forma de mala conducta, mientras que el 36% admitió haber cometido las infracciones más graves de fabricación, falsificación o plagio. Para promover las prácticas éticas de investigación, la transparencia, la equidad, la responsabilidad y el rigor en todo el continente, se ha puesto en marcha la Red Africana de Integridad en la Investigación (ARIN). La asociación se registrará en diferentes países donde se establecerán nodos.

La Unidad de Integridad de la Educación Superior de la TEQSA ha actualizado una base de datos de 2,333 sitios web de servicios comerciales de engaño académico, incluidos 579 sitios dirigidos específicamente a estudiantes de instituciones de educación superior australianas. Este intercambio de información permitirá a los proveedores bloquear el acceso a estos sitios web desde sus redes institucionales y forma parte de la asociación en curso de la TEQSA con el sector de la educación superior para fortalecer las culturas de integridad académica.