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Durante el fin de semana, el público mostró su furia a través de las redes sociales, por la decisión de la corte de levantar la suspensión del director de una universidad de medicina de Kiev. Dichos casos son comunes en Ucrania, cuando las cortes son parciales a los rectores, decanos y profesores, quienes no solo se involucraron en escándalos y peleas con oficiales gubernamentales, sino que han sido capturados en actos de corrupción. A pesar que tales ofensas conllevan a severos castigos de cinco a diez años de cárcel, eso parece no desalentar a los sobornadores, quienes con mucha frecuencia son puestos en libertad sin ninguna consecuencia.

Una encuesta de instituciones británicas revela que pocas han tomado pasos concretos para ponerle alto al ya bastante criticado; mal uso de medidas de investigación en la evaluación de los trabajos de académicos. El resultado ofrece una visión temprana de los esfuerzos globales para frenar dichas prácticas. DORA exige a paneles responsables por los ascensos y contrataciones académicas a que dejen el uso indebido de métricas tales como el factor de impacto de revistas, como una manera de evaluar a investigadores individuales - el cual mide durante dos años el número promedio de citaciones acumuladas por informes en una determinada revista. Suplica a paneles que evalúen el contenido de los informes y la calidad de la investigación.

Según las cifras publicadas por el ministerio de ciencias y educación superior, ha habido un aumento considerable en el número de estudiantes usando una dirección falsa mientras viven en sus casas, con el objetivo de reclamar un porcentaje mayor de costos de alojamiento. Y más de tres cuartos de los que han sido pillados, son estudiantes extranjeros. En el 2015, solo 6 estudiantes fueron identificados con direcciones falsas, y durante los primeros 10 meses del 2017, el número subió a 66. De estos, 50 eran inmigrantes o hijos de inmigrantes, mientras que 16 eran ciudadanos daneses, indicó el ministerio.

La trampa a gran escala se acaba de descubrir en Inglaterra. Actos reprobables por parte de estudiantes y maestros han sido descubiertos durante los OCR (exámenes para Oxford, Cambridge y RSA), dirigidos por una de las más renombradas juntas de exámenes del país. Para poder pasar los más prestigiosos y competitivos exámenes del Reino Unido, 2,300 maestros entre el 2012 y 2016 ayudaron a los alumnos a obtener mejores calificaciones. Durante ese mismo período, 3,602 alumnos fueron acusados de hacer trampa. Más de la mitad de estos maestros fueron acusados de “asistencia inapropiada” durante los exámenes escritos, para ayudar a los estudiantes a obtener mejores resultados.

En el 2011, el ejercicio de bachillerato de matemáticas que había sido filtrado en el internet no fue robado, pero sí hubo fraude dijo la Corte de Apelaciones de París, la cual sentenció a cuatro jóvenes a tres y cuatro meses de penas con suspensión. Este hecho revivió la controversia sobre la profunda reforma de los exámenes. Queriendo que este caso sirva como ejemplo, el Ministerio de Educación ha presentado una denuncia y lanzó un plan de “cero tolerancia” contra el fraude durante el bachillerato. En primer lugar, el tribunal penal ha absuelto o reducido las sentencias de todos los acusados enjuiciados por encubrimiento, fraude o robo.

Miles de Ingleses han comprado diplomas falsos de una multi-millonaria “fábrica de diplomas de Paquistán, se dijo en una serie de 4 programas investigativos en una Radio de la BBC. Compradores incluyen consultores NHS, enfermeras y un importante contratista de defensa. Un comprador británico gastó casi £500,000 en documentos falsos. El Departamento de Educación dijo que estaba tomando “acciones decisivas para eliminar el fraude de diplomas” que “engañan a estudiantes verdaderos”.

Conducta sexual inapropiada por personal de la universidad es endémica en los campus, con más de cuatro de diez estudiantes reportando haber sufrido abusos y asaltos, incluyendo comentarios sexualizados, contactos inapropiados y violación, demostró la investigación. El estudio despierta preocupaciones particularmente porque la mayoría de los responsables son empleados académicos, que tienen “poder sobre los estudiantes”, su éxito académico, bienestar y posibles carreras”. Más del 60% de los encuestados dijeron que el agresor era un hombre.