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El Fondo Monetario Internacional ha revelado un nuevo plan para combatir el flagelo global de corrupción, reconociendo que su enfoque en el pasado ha sido irregular. La nueva política no es perfecta, pero, de implementarse, podría representar un paso importante obteniendo el apoyo del FMI en la lucha global contra la corrupción. Si bien estos pasos son bien recibidos, enmarcando la corrupción exclusivamente en términos económicos, la nueva política pasa por alto la forma en que el impacto social corrosivo de la corrupción tiene implicaciones económicas de gran alcance. Por ejemplo, no conduce al personal del FMI a analizar o documentar el gasto social del gobierno, tal como la salud y la educación.

Un profesor asociado de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasilia habla de Porto Alegre (Brasil) y su experimento de "Presupuesto Participativo". Este experimento fue eficaz a la hora de dar a los barrios carenciados el control sobre las decisiones de planificación, siempre que dichas decisiones se centraran en proyectos a pequeña escala.