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Piratas Informáticos trataron de cambiar las calificaciones en una secundaria del Condado de Fairfax, usando un astuto ataque que comenzó con un correo electrónico del panel de una escuela encargada de hacer cumplir el honor y la integridad, de acuerdo a una orden de cateo. La escuela de secundaria Oakton, en Vienna, Virginia, es solo la última en una serie de escuelas y universidades a nivel nacional que han sido atacadas – con frecuencia por intromisiones estudiantiles, en intentos de cambiar F’s por A’s en libros de calificaciones virtuales.

La escuela preparatoria de T.M. Landry de Luisiana, está bajo investigación federal por malas prácticas de ingresos universitarios, expedientes académicos falsos, clubes escolares no existentes y clases ficticias. Muchos estudiantes acusaron al fundador de abuso y de falsificar los expedientes. Los archivos de la corte, revelaron que había sido acusado de haber asfixiado y arrastrado a un estudiante. En la investigación el fundador dijo que se usaban las sentadillas contra la pared y tenerlos de rodillas, como preparación contra los retos del mundo real.

Un ex asistente financiero está siendo acusado por estafar $859,000 de fondos que pertenecían al consejo estudiantil de la escuela secundaria Esperanza. Auditores del estado supuestamente identificaron 270 cheques que se hicieron a nombre de dos parientes del asistente. Según los estados bancarios del 2005 al 2011, el monto total de la estafa fue de más de $1.5 millones.

Según el Centro Internacional para la Integridad Académica, cerca del 68% de universitarios y alrededor del 43% de estudiantes de postgrados admiten haber copiado en exámenes o en tareas escritas. Varios estudios apuntan a que la secundaria tiene un problema similar. La tecnología ha facilitado la trampa, pero también está siendo más fácil atraparlos.

En la escuela secundaria de Maspeth Mínima, los estudiantes pueden faltar a la escuela, saltarse cursos, reprobar exámenes, y aun así todavía pasan de grado. Según uno de los profesores, no se les permite reprobar a sus alumnos. No solo les dan las respuestas correctas durante los exámenes, pero también cambian las respuestas malas por las buenas. El Departamento de Educación está realizando una investigación al respecto.

Un estudiante de la escuela secundaria de East Greenwich está acusado de comprar las respuestas de un examen de colocación avanzada y venderlas a otros 20 o 30 estudiantes. El superintendente de la escuela le dijo a la NBC 10 News, que se estaban llevando a cabo investigaciones y se aplicaría el código de conducta estudiantil cuando fuese necesario.

Datos de la Oficina de los Derechos Civiles del Departamento de Educación, muestran que, el 29 por ciento de los profesores se consideraron ausentes de manera crónica, faltando a clases por más de 10 días en 2015-2016. Esto es casi el doble del 15% de los estudiantes que están crónicamente ausentes. En consecuencia, un número de distritos escolares incluyeron medidas de ausentismo docente y estudiantil en sus sistemas de responsabilidad escolar.

Según el concejal de la ciudad de Nueva York, los profesores se han visto forzados a pasar de grado a estudiantes que no salen bien en los exámenes o que ni llegan a clases regularmente. Pruebas de trampas e intimidación de los directores se compartieron con el Departamento de Educación y la oficina del Fiscal de los Estados Unidos.

A pesar de los esfuerzos de los maestros por prevenir el uso de celulares durante los exámenes, los estudiantes confiesan que están dispuestos a cualquier cosa, para “obtener una buena nota,” incluyendo copiar, mentir, tomar atajos, esconder hojas de copia. Para exámenes de lenguajes, el traductor de Google se ha convertido en una herramienta importante para que los estudiantes hagan trampa.

Varios estudiantes admitieron de manera anónima que han utilizado mensajes electrónicos privados y aplicaciones de videoconferencia como DisCord y FaceTime para hacer colaboraciones grupales de 10-15 compañeros para el examen gubernamental de Colocación Avanzada, mientras otro estudiante proporcionaba relatos de segunda mano a las llamadas del grupo durante exámenes. Según los estudiantes, no había nada que les impidiera colaborar y que fue el examen menos supervisado que han tomado.