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Una oleada mundial de artículos de investigación fraudulentos, que el año pasado superó las 10 000 retractaciones, se ha convertido en un escándalo internacional. Con origen en China, el problema se ha extendido a otras regiones, con "fábricas de textos" que producen estudios falsos. Los sobornos pagados a los editores y la infiltración de agentes fraudulentos agravan el problema. Las grandes editoriales están tomando medidas, pero persisten los incentivos económicos para que los investigadores publiquen. La creciente incidencia del fraude científico está erosionando los cimientos de un conocimiento científico fiable, lo que exige soluciones para hacer frente a esta creciente amenaza a la integridad de la investigación.

En el libro Corruption in Higher Education: Global Challenges and Responses, treinta y cuatro expertos arrojan luz sobre diversos problemas de corrupción en la enseñanza superior: trampas en los contratos y subcontratación de tareas; procesos de contratación ambivalentes; universidades falsas que adoptan diversas formas, desde planes con ánimo de lucro hasta estudiantes que compran títulos sin cumplir sus obligaciones; la investigación de la corrupción implica a académicos, administradores y organismos, unidos contra la corrupción académica. Algunos de los próximos pasos son: desarrollar una teoría de la integridad, analizar el impacto de la educación secundaria, impulsar la tecnología, evitar la estigmatización de los grupos sociales y fomentar la cooperación mundial.

Con los exámenes a la vuelta de la esquina, los estudiantes de la Universidad de Bournemouth hablan sobre lo que significa para ellos la integridad académica, cómo ponerla en práctica les permite obtener mejores notas, cómo evitar cometer una infracción académica y dónde obtener ayuda cuando la necesitan.

Un estudiante ha desarrollado su propia aplicación de inteligencia artificial (IA) para evitar las trampas mediante robots de redacción de ensayos. A partir de un proyecto destinado a una asignatura universitaria específica, que debía integrar la IA en la educación, y para evitar la desigualdad en los entornos académicos, decidió crear la start-up de software AIED.UK. El estudiante considera a la AIED.UK como una "fase de transición" para evitar las trampas mientras las universidades se adaptan a las nuevas tecnologías.

Entre 2019 y 2021, el Trinity College tuvo 445 casos de sospecha de trampas, 143 casos de plagio y otros 154 casos de trampas. En el 2022 hubo 33 casos de sospecha de trampas en exámenes y 138 casos en los que un estudiante plagió trabajos para sus tareas. La Universidad dijo que los datos no incluían los trabajos complementarios que estaban en curso en ese momento, lo que significa que las cifras podrían ser aun levemente mayores.

Cada vez más estudiantes de las universidades británicas compran y venden ensayos. Una investigación de 2018 muestra que uno de cada siete estudiantes ha pagado a alguien para que les escriba un ensayo. En 2021, The Guardian, informó que entre 2019 y 2020, el número de solicitudes enviadas a un sitio web líder de "ayuda con los deberes" aumentó un 196%. En 2021 le ofrecieron cientos de libras a un tutor privado, para hacer los exámenes online de los estudiantes por ellos. Otro aceptó escribir una disertación por 3,000 libras

Para aumentar la comercialización de sus servicios, las fábricas de ensayos ahora utilizan sitios web de comparación. Según un experto en integridad académica y trampas, hay más de mil sitios en una web de comparación. Muchos de estos sitios ofrecen planes de compra de uno a uno o de fidelización, y cuando los estudiantes intentan retirarse, pueden ser víctimas de chantaje, por medio de cartas legales falsas. El Gobierno del Reino Unido está introduciendo una legislación para prohibir las fábricas de ensayos y su publicidad, pero como la mayoría tienen su sede en el extranjero, los expertos temen que estén fuera del alcance de la legislación.

Aunque las autoridades irlandesas han tomado medidas, como la promulgación de leyes que penalizan a las fábricas de ensayos, los funcionarios creen que las universidades necesitan una financiación específica para ayudar a proteger la calidad y la integridad de la enseñanza y el aprendizaje. Los informes muestran que el 10% de los estudiantes han utilizado servicios de engaño por contrato y que pueden pasar desapercibidos en los programas de detección de plagio.

Según la Agencia de Garantía de Calidad de la Enseñanza Superior, hay más de 1.000 fábricas de ensayos en funcionamiento en las universidades del Reino Unido. El gobierno anunció que ofrecer servicios de redacción de ensayos a los estudiantes a cambio de una cuota se convertirá en un delito en el marco de los planes para abordar el engaño. Las universidades acogieron con satisfacción esta decisión e introdujeron códigos de conducta con severas sanciones por presentar trabajos que no son propios del estudiante.

La “proliferación” de las fábricas de ensayo en los últimos cinco años, ha llevado al aumento en el número de casos de plagio. El año pasado, se reportaron 338 casos en las universidades del norte, principalmente en la Universidad de Aberdeen y la Universidad de Robert Gordon. Actualmente 1000 fábricas de ensayos están funcionando en el Reino Unido. Algunas supuestamente se dedican a explotar a licenciados en el extranjero, a los que obligan a trabajar turnos de 12 horas, produciendo ensayos por tan solo un dólar la hora.