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La corrupción académica vinculada a la pandemia del COVID-19, resalta la urgencia de fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas en universidades africanas. Dicha corrupción incluye la mala práctica en investigaciones, gestión de investigaciones cuestionables, mal manejo de fondos de investigación y fraude en la contratación. Varios funcionarios universitarios ignoraron procedimientos de contratación para la adquisición de materiales y equipos para investigaciones sobre el coronavirus. Se identificaron 33 documentos como inadecuados para uso público y se retractaron, retiraron o se observaron con preocupación

El director de la ahora cerrada Universidad Cristiana de Ruanda y el ex Primer Ministro de Ruanda recibieron una pena de tres años de cárcel y una multa de 892.2 millones de francos ruandeses ($907,000 dólares americanos), después de que se encontrara culpable de emitir cheques sin fondos y de no pagar salarios a su personal docente y administrativo. La Oficina de Investigación de Ruanda también arrestó al ex vicerrector de la Universidad de Kibungo por presunto nepotismo y mala gestión de las finanzas universitarias.

Los activistas en favor de los derechos de las mujeres y niñas, piden que se establezcan directrices más estrictas y amplias, sobre el acoso sexual en las instituciones de educación superior de Uganda, para evitar que los profesores y otros administradores universitarios se aprovechen de sus estudiantes. Un antiguo administrador de la Universidad de Makerere, después de agredir indecentemente a una estudiante en 2018, le dieron una condena de sólo dos años de prisión o la opción de pagar una multa de UGX4 millones (US$1,080). En el Informe Anual de la Delincuencia de 2019 de Uganda, se registraron 1,528 casos relacionados con violencia sexual, incluyendo agresiones y violaciones.

Según el documento de la directora de los Servicios de Recursos de la Educación Superior de África del Sur (HERS-SA), 41 de las mujeres que participaron (50%) habían sufrido acoso trabajando en el sector de la educación superior. Varias instituciones sudafricanas, entre ellas la Universidad de Ciudad del Cabo (UCT), la Universidad de Venda y UNISA, han sido noticia por las denuncias de acoso, en medio de otras controversias. En la UCT, 37 académicos y miembros del personal acusaron al vicerrector de haberlos intimidado. Las investigaciones también demuestran que algunas de las víctimas son acosadas porque observaron y hablaron sobre corrupción, o peor aun cuando fueron obligadas a formar parte de procesos corruptos.

Diez de cada quince estudiantes en Tanzania admitieron que habían plagiado de forma regular sin que el supervisor se diera cuenta. Utilizaban maneras fraudulentas para graduarse porque los profesores o no tenían tiempo para mirar críticamente el trabajo de los estudiantes, o sí se daban cuenta que era un plagio, pero aprovechaban para recibir sobornos. Según un profesor de la Universidad Tumaini Makumira, algunos de sus colegas asignan o aprueban proyectos que ya existen en las bibliotecas de la institución.

Dos vicerrectores y un ex primer ministro de Ruanda, fueron acusados de nepotismo y mala gestión de las finanzas de la universidad. Tres universidades privadas fueron cerradas por el Ministerio de Educación desde el 1 de julio de 2020, por no cumplir con las normas de calidad educativas y por no pagar al personal, a pesar de las estrictas reglas para los estudiantes de pagar sus cuotas antes de ser admitidos. El Consejo de Educación Superior continuará evaluando instituciones regularmente y tomará medidas en contra de universidades con casos similares, antes que las escuelas vuelvan a abrir en septiembre.

Transparencia Internacional de Zimbabue informa que muchos estudiantes son presionados a tener sexo a cambio de buenas notas, y cuando tienen la valentía de reportarlo, con frecuencia la justicia es difícil de obtener. La sextorsión, donde la modalidad del soborno es el sexo y no dinero, todavía no es reconocida como una forma de corrupción en las universidades de Zimbabue, donde no tienen una política clara para identificar y abordar dichos casos. No existe un marco jurídico que reconozca la sextorsión como una forma de corrupción, y la policía tiene una comprensión limitada de la misma.

Un profesor de la Universidad de Sur Africa (UNISA), le dió a un estudiante el trabajo plagiado de su asistente de investigación que se fue de la universidad. Le ayudó fraudulentamente a obtener una maestría y después un doctorado. UNISA le dió una advertencia válida por 12 meses.

La Universidad de Lagos ha suspendido a un catedrático que fue sorprendido en cámara, insinuándosele y acosando sexualmente a una reportera encubierta de la BBC y varios estudiantes también lo acusaron de abuso. La Universidad dijo estar “sumamente avergonzada” por los alegatos y prometieron hacer “todo lo que fuera necesario” para investigar y combatir la “amenaza” de acoso en la institución.