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Desde el final de la Guerra Fría, el dramático aumento de la educación a nivel global ha incrementado no solo la comercialización sino también la corrupción. La corrupción en la educación superior no debe contemplarse solo en términos del mal uso de los fondos de investigación, la presentación y construcción de datos fraudulentos o la aplicación de prácticas de admisión no equitativas.

Una vez llevado a cabo un estudio exhaustivo, la magnitud y alcance del fraude cada vez queda más patente. Por ejemplo, las investigaciones realizadas sugieren que la mayoría de las solicitudes presentadas por aquellos países emisores de grandes cantidades de alumnos o bien están infladas o directamente son fraudulentas. Como resultado, decenas de miles de alumnos internacionales, habiendo superado los obstáculos de visado y admisión, consiguen matricularse en cualquier lugar del mundo utilizando expedientes académicos, declaraciones de apoyo financiero, cartas de recomendación o resultados de evaluaciones falseados.

Como resultado de la ronda de consultas que siguió a la Segunda Conferencia Mundial sobre Integridad Científica celebrada en Singapur en julio, se están elaborando un conjunto de nuevas directrices internacionales y un código voluntario de integridad en las investigaciones. Esta iniciativa tiene como objetivo combatir el aumento de los casos de fraude científico, plagio y otras formas de falsificación de investigaciones, así como servir de "guía para las prácticas de investigación profesionalmente responsables de todo el mundo".