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Pedagogos de Nairobi piensan que un gran número de estudiantes universitarios buscan los servicios de otras personas para que les escriban sus trabajos de clase y sus tesis, minando así la calidad de las instituciones de educación superior. Al parecer dichos negocios académicos fraudulentos se están multiplicando por todas las universidades. Si bien este tipo de negocio no es un nuevo fenómeno, sí lo es el hecho de que estén creciendo al mismo ritmo que el número de estudiantes inscritos en las universidades.

En la Universidad de Lubumbashi, en la República Democrática del Congo, se ha implementado un nuevo sistema anticorrupción. La innovación consiste en gestionar los resultados a través de un servidor central.

Revelaciones aparecidas en la edición rusa de la revista Esquire han producido una cierta agitación entre funcionarios de educación y salud tras detallarse en dicha publicación casos de corrupción en seis escuelas médicas. La revista publicaba en abril nueve artículos breves escritos por estudiantes de medicina en los que describían las distintas maneras en las que podían pagarles a los profesores a cambio de un aprobado en los exámenes.

La frontera en la batalla para derrotar al engaño de los estudiantes puede que esté aquí, en el centro examinador de la Universidad de Florida Central  ... Ya que la eterna tentación de los estudiantes por copiar en los exámenes se ha adentrado en la alta tecnología — no ya solo en exámenes, si no también en cortar y pegar información de Internet y compartir deberes online como si fueran archivos de música — los educadores han respondido con sus propios esfuerzos para tomar medidas más duras.

Más de 600 estudiantes de la Universidad de Otago fueron sancionados el año pasado por conducta criminal o desordenada y por falsedad. Sus infracciones incluían alteraciones electrónicas de resultados de exámenes, falsificación de documentos, plagio, robo de trabajos o pertenencias a otros estudiantes, prender fuego a sofás, asalto, entrar en lugares de propiedad privada sin permiso, daños intencionados y comportamiento ofensivo.

El fraude alcanza una cota mayor de 20% en la universidad más grande del país. Se identificaron 201 casos el año pasado, comparados con 166 en 2007, si bien la matrícula se mantuvo constante en 38.550 estudiantes. La utilización de celulares, el fisgoneo de notas y material no autorizado con calculadoras, diccionarios, dispositivos electrónicos y respuestas escritas antes de que comiencen los exámenes son algunos de los nuevos y viejos métodos para trampear.