Cinco profesores de la Universidad Hassan I de Settat (Marruecos) están siendo investigados, después que se filtraran conversaciones en las redes sociales, en las que supuestamente hablaban de la "sextorsión" de alumnas para obtener créditos extra. La comunidad académica pidió un módulo de ética empresarial en los programas de formación del personal universitario para asegurar la sensibilización de las consecuencias negativas de abusar de los estudiantes.

Según una encuesta realizada por Transparencia Internacional Madagascar, el 84% de los estudiantes son víctimas de la corrupción sexual. El modus operandi más común es primero atraer a un estudiante y luego ofrecerle una buena calificación a cambio de un favor sexual. La Confederación de Sindicatos de Profesores ha denunciado la existencia de una red de protección de profesores culpables en el Ministerio de Educación Superior.

Un estudio estadístico de Canadá muestra que un tercio de las mujeres y casi un cuarto de los hombres que enseñan y llevan a cabo investigaciones en las universidades canadienses son víctimas de acoso. A fines de 2019, se recolectaron datos de una muestra de 27,000 encuestados que dieron a conocer sus experiencias del último año, revelando cinco tipos de acoso: abuso verbal, humillación, amenazas como chantaje, amenazas a su carrera o reputación, amenazas físicas, violencia física y atención sexual no deseada o acoso sexual.

Una encuesta del personal de tres importantes universidades en el Sur de Australia, ha revelado acoso e intimidación generalizada, con gerentes acusados de estar más preocupados por la reputación de la institución que del bienestar académico y del personal en general. La encuesta del Comisionado Independiente contra la Corrupción, recibió respuestas de más de 3,000 empleados, y una de cinco personas dijo que sus universidades no tienen protecciones adecuadas para aquellos que quieran reportar ese tipo de malas conductas, y más del 10% dijo que sus organizaciones desalientan de manera activa este tipo de denuncias.

En los últimos cinco años se han reportado 172 casos de acoso sexual cometidos por estudiantes y empleados. Un profesor de ciencias dejó la Universidad en septiembre después de denuncias de acoso sexual en su contra, interpuestas por una empleada y la NUS y la policía lanzaron una investigación. Sin embargo, en muchos casos las denuncias, terminan en despido sin revelar la razón, permitiendo que el miembro de la facultad puede obtener un trabajo en otro lugar y continuar con su profesión.

Los activistas en favor de los derechos de las mujeres y niñas, piden que se establezcan directrices más estrictas y amplias, sobre el acoso sexual en las instituciones de educación superior de Uganda, para evitar que los profesores y otros administradores universitarios se aprovechen de sus estudiantes. Un antiguo administrador de la Universidad de Makerere, después de agredir indecentemente a una estudiante en 2018, le dieron una condena de sólo dos años de prisión o la opción de pagar una multa de UGX4 millones (US$1,080). En el Informe Anual de la Delincuencia de 2019 de Uganda, se registraron 1,528 casos relacionados con violencia sexual, incluyendo agresiones y violaciones.

Una profesora de ciencias es acusada de haber trabajado simultáneamente en 25 Kasturba Gandhi Balika Vidyalaya durante 13 meses y por haber recibido Rs 1 crore como salario. La policía arrestó a una de múltiples personas personificando a la maestra de ciencias y utilizando sus registros académicos. El Ministro de Educación ordenó la investigación de los registros de todos los 746 internados para niñas, pero la verdadera identidad de la profesora todavía es un misterio. Los cargos en su contra incluyen deshonestidad, engaño por suplantación de identidad, falsificación de seguridad valiosa y fraude con fines de engaño.

Transparencia Internacional de Zimbabue informa que muchos estudiantes son presionados a tener sexo a cambio de buenas notas, y cuando tienen la valentía de reportarlo, con frecuencia la justicia es difícil de obtener. La sextorsión, donde la modalidad del soborno es el sexo y no dinero, todavía no es reconocida como una forma de corrupción en las universidades de Zimbabue, donde no tienen una política clara para identificar y abordar dichos casos. No existe un marco jurídico que reconozca la sextorsión como una forma de corrupción, y la policía tiene una comprensión limitada de la misma.