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Cada vez más estudiantes universitarios en China contratan a otras personas para que los suplanten y hagan exámenes de lengua inglesa en su nombre. Este negocio de contratar a un "profesional" está creciendo a un ritmo que no tiene precedente en el campus. Para conseguir una licenciatura, se les exige a todos los estudiantes que aprueben exámenes en el que demuestren su dominio del inglés, exámenes conocidos como Examen de Inglés Universitario de Nivel 4 (en inglés College English Test – CET). La tarifa de un aprobado en el CET-4 ronda los 120 dólares americanos. Muchos de los anuncios se colocan en agencias que también ofrecen otros exámenes, como TOEFL y IELTS, por los que las agencias llegan a cobrar hasta 1.500 dólares por un aprobado.

La corrupción es un problema generalizado; la copia en los exámenes aumenta con tecnologías como las del teléfono móvil.

La corrupción campa a sus anchas en los procesos de admisión, en exámenes y la asignación de becas en las universidades chinas. Un resultado positivo del reciente escándalo por plagio es el diseño de un código de conducta para alumnos y profesores elaborado por la Universidad de Beijing.

Supuestamente los falsificadores siguen encontrando la manera de boicotear el nuevo sistema electrónico de registro para obtener diplomas universitarios en China. Según las estadísticas gubernamentales, 600.000 diplomas falsos circulan por China, aunque muchos funcionarios sospechan que el número real es mucho mayor.

Una lista confidencial de estudiantes admitidos en la prestigiosa Universidad de Ciencias de la Comunicación de Shanghai, junto con datos acerca de sus calificaciones y las personas influyentes que ayudaron a su admisión, ha estado circulando por Internet en China. La lista que se filtró ha vuelto a poner sobre la mesa el debate público sobre las alegaciones de corrupción en los procesos de admisión en las universidades.