La corrupción y la impunidad en el sistema universitario nigeriano tuvieron una repercusión negativa en la gobernanza de las instituciones terciarias federales y en la calidad de la educación que reciben los estudiantes. En un informe reciente, el Proyecto de Rendición de Cuentas y Derechos Socioeconómicos (SERAP) afirmaba que variadas acusaciones de corrupción en las universidades federales -que van desde la concesión injusta de títulos, la inflación de los contratos y los recortes salariales del personal, hasta la contratación de personal no cualificado y el acoso sexual- están ya muy extendidas, y el estado de la mayoría de las estructuras que albergan las distintas facultades y departamentos de estas instituciones es deficiente.

Según Transparencia Internacional, 66 % del dinero del gobierno de Nigeria es asignado a la educación y robado por funcionarios corruptos. La mala asignación de recursos, adquisiciones corruptas, intercambio de sexo por notas, malas prácticas en exámenes, calificaciones falsas, absentismo docente, y prácticas de contratación corrupta, son algunos de los ejemplos de los desafíos con los que se enfrenta el sistema educativo. Esto afecta la calidad de la educación, inclusión y resultados de aprendizaje, con consecuencias devastadoras para el crecimiento económico nacional.

Una campaña de concientización contra la corrupción generalizada en universidades, incluyendo sobornos por estudiantes para obtener buenos resultados, diplomas falsos y sexo para obtener ascensos, ha sido lanzada por CONAC, la comisión nacional de anti-corrupción. Según fuentes “Aquí, el tipo principal de corrupción, es la venta de calificaciones por parte de ciertos profesores. Estudiantes con mal desempeño, logran que profesores u oficiales educativos les mejoren sus calificaciones.” CONAC encontró casos de nepotismo, falsificación de resultados, diplomas falsos, ascensos a cambio de sexo y abuso de poder.