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Ya hace muchos años en China que el plagio entre profesores y copiar entre los estudiantes llevan siendo prácticas aceptadas en una sociedad que demuestra estar muy poco concienciada en cuanto a la protección de los derechos de la propiedad intelectual. Casi cualquier cosa se puede copiar o falsificar si el precio es el adecuado

La Universidad del Norte de Kentucky ha acusado a cinco profesores de fabricar datos en artículos académicos, por duplicar y plagiar grandes fragmentos de su propio trabajo en varias publicaciones, y enumerar como autores a un número de profesores de la universidad que no habían realizado ninguna contribución.

Un profesor alemán ha ganado un caso que sentó precedente y que impide que los editores de la Unión Europea puedan usar compendios universitarios de materiales sin derechos de autor para producir sus propias colecciones comerciales de obras. Un fallo de la Corte Europea de Justicia de Luxemburgo ha declarado que los editores no podrán vender estos libros si "transfieren una parte sustancial" de la fuente original.

Las empresas que emplean a personas diplomadas para redactar ensayos y completar trabajos de los estudiantes de licenciatura pretenden que no están minando los estándares académicos, ya que el fraude sólo ocurre si los estudiantes presentan el trabajo como si fuera suyo, algo que ellos desalientan. Por otra parte, el reducido número de horas de contacto entre los profesores y los estudiantes de licenciatura hace más difícil que el personal detecte el trabajo que no concuerda con las competencias de los estudiantes o el estilo de escritura.

Dentro del técnico mundo de la bioinformática, dos científicos informáticos de la Universidad de Kansas se encontraban en la cresta de la ola en 2009 tras haber publicado tres artículos para un público internacional. Diferentes partes de los tres artículos los habían sacado de trabajos de otros científicos. La totalidad del resumen de la presentación procedía de un artículo de una revista escrito por otra persona.