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Mientras lee esto, cientos de académicos y estudiantes del mundo están sufriendo violaciones de sus derechos profesionales y humanos, violaciones que, las más de las veces, pasan desapercibidas. Este tipo de situaciones discriminatorias no son exclusivas de países con historiales poco brillantes en materia de derechos humanos. Por el contrario, en el mundo después del fatídico 11 de septiembre, hasta en las democracias más transparentes están apareciendo síntomas que son motivo de preocupación. Muchas instituciones y académicos del mundo occidental están sujetos a una infraestructura cada vez más sofisticada de vigilancia, intervención y control.

Un profesor alemán ha ganado un caso que sentó precedente y que impide que los editores de la Unión Europea puedan usar compendios universitarios de materiales sin derechos de autor para producir sus propias colecciones comerciales de obras. Un fallo de la Corte Europea de Justicia de Luxemburgo ha declarado que los editores no podrán vender estos libros si "transfieren una parte sustancial" de la fuente original.

Un correo electrónico filtrado de la Universidad Metropolitana de Manchester pone de relieve cómo se insta al personal de la universidad a aumentar el número de titulaciones de grado superior para asegurar un puesto avanzado en la carrera por la competitividad. La filtración de este mensaje constituye una prueba más de lo mucho que preocupa a los académicos la presión a la que se les somete para que concedan más titulaciones y mejoren la imagen pública de las universidades, con el fin último de que sean más atractivas a los ojos de los solicitantes. La número de alumnos que obtiene un grado de primera clase en las universidades del Reino Unido se ha más que duplicado desde mediados de la década de los 90.

El plagio está cada vez más difundido en las universidades. Y la causa está en Internet. Para salvar este fenómeno, la Universidad Católica de Lovaina practica la sensatez y prueba un software de detección de plagio. Toda obra o informe se escanea con este software. Luz verde indica que la obra es "sana". Pero luz roja indica que hay similitudes con documentos accesibles en la Web o en obras de otros estudiantes, por lo que el profesor tendrá que establecer el alcance del plagio.

Una investigación publicada por Nature revela que el plagio científico también afecta a los investigadores. Dos investigadores del Centro Médico Suroccidental de la Universidad de Texas, Mounir Errami y Harold Garner, sondearon una base de documentación médica americana, Medline, formada por resúmenes de 17 millones de artículos publicados en más de 5.000 revistas de unos 80 países. La filtraron con un motor de búsqueda llamado eTBLAST, capaz de localizar "similitudes", concentrando la búsqueda en los 7 millones de artículos más citados, y obtuvieron algo más de 70 mil casos de "alta semejanza". Teniendo en cuenta loslímites del software, esto supone un número estimado de plagio de más de 200.000 en los 17 millones de artículos referenciados.

El Ministerio de Educación Superior e Investigación ha encomendado al Centro Nacional de Información Científica (CNRS) una misión de integridad científica. Hay muchas formas de fraude científico: fabricación o falsificación parcial de resultados, interpretación sesgada o selección subjetiva de datos, alteración de curvas o imágenes, plagio, robo de ideas, reparto de beneficios financieros... La creciente presión que sufren los investigadores (cuyos créditos y carrera dependen rigurosamente de la cantidad de artículos y resultados que produzcan) tiende a multiplicar las prácticas fraudulentas.

Por primera vez en Guinea se ha suspendido de sus funciones a profesores debido a casos de corrupción y se ha condenado a algunos estudiantes a pagar una multa o incluso a ir a prisión por cometer fraude en exámenes. Al asumir su cargo, Souaré, Ministro de Educación Superior y de Investigaciones Científicas – surgido del sindicato de profesores con el que luchó contra la corrupción tiempo atrás – indicó que haría de la lucha contra el fraude y la corrupción su primera prioridad.

Tres ex profesores de la Oral Roberts University demandan a la institucion evangélica de Tulsa (Oklahoma) ante la corte estatal, acusando a su presidente de utilizar los recursos de la universidad para apoyar a un candidato a la municipalidad local y pagar el extravagante estilo de vida de su familia. La universidad publicó un comunicado negando las acusaciones

Según un informe de la Inspección General de la Administración de la Educación Nacional y de la Investigación (IGAENR), la evaluación de los estudiantes universitarios no es buena. De hecho, la fragmentación de las evaluaciones (debido a la transición a una metodología semestral en los estudios relacionados con el pasaje en la LMD) y la complejidad de las normas, hacen que el sistema resulte ilegible para los estudiantes. También provoca disparidad en los tratamientos, de ahí que las universidades desarrollen sus propias reglas de evaluación: las facultades con más personal prefieren los exámenes de opción múltiple porque son más rápidos y fáciles de organizar. Además, el engaño es otro factor que socava la credibilidad de las titulaciones: de acuerdo con los estudiantes encuestados, entre el 25 y el 50 % de los estudiantes practican el engaño.