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Basarse únicamente en un código de ética para docentes puede no ser suficiente para combatir la violencia, ya que se requiere una reforma cultural dentro del sistema educativo. Esta reforma debería incluir la participación de psicólogos y orientadores, en colaboración con diversos sectores educativos. 

El ministro de Educación ha presentado un código de ética para mejorar la relación entre alumnos y docentes y empleados de los centros escolares. El objetivo es que esta relación sea estrictamente académica y de servicio formativo, y prohibir cualquier tipo de trato que no contribuya al desarrollo integral de los estudiantes. 

De manera indebida, el gobierno de Baja California destinó 91,5 millones de pesos provenientes de fondos federales para cubrir salarios a personal comisionado al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), en vez de canalizarlos a actividades en beneficio de escuelas y maestros, como establece el Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y Normal (FAEB).

Las intervenciones en las direcciones departamentales de educación han generado hallazgos reveladores. Casos de profesores que carecen del perfil necesario para dictar cursos especializaos, exceso de profesores en relación con el número de alumnos o profesores que no tienen alumnos a su cargo son algunas de las trasgresiones encontradas.

El director provincial de educación confirma que el director de una escuela nocturna al norte de Quito está siendo investigado por apropiación indebida de fondos y acoso sexual. El director, que llevaba trabajando en el centro 23 años, obligaba a sus estudiantes a adquirir los uniformes solo y exclusivamente del colegio y además le dio trabajo a dos parientes suyos aún cuando uno de ellos nunca llegó a impartir clases.

En el marco de la política de gratuidad del Ministerio de Educación, se inicio el ciclo escolar 2009, caracterizado por la falta de útiles, refrigerios, mobiliario y algunos profesores en escuelas e instituciones públicas. Los estudiantes que ingresaron a los planteles no solo tuvieron que llevar o comprar su merienda, sino que disfrutaron de un gran recreo, pues los establecimientos carecían de los escritorios y materiales para que los pocos docentes que fueron ubicados impartieran las clases.