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El Comité de Empadronamiento del programa de alimentación local del Gobierno Federal de Nigeria ha descubierto 349 escuelas fantasma en el estado de Nasarawa. El Comité descubrió que algunos funcionarios se estaban embolsando el dinero destinado a las comidas escolares. Dos funcionarios fueron suspendidos y sustituidos, pero se rechazaron las peticiones de retirar al estado de Nasarawa del programa para no castigar a los niños de bajos recursos que reciben ese beneficio.

El informe del Sindicato Africano demuestra que al menos el 57% de las personas que se ponen en contacto con las escuelas en Malawi, pagan sobornos. Pagos informales amenazan los derechos y el bienestar de la niñez. Por ejemplo, cargos informales de parte de maestros para enseñar, y para elementos adicionales como alimentación escolar, libros, uniformes o exámenes pueden llevar particularmente a los estudiantes más pobres a que falten a la escuela. Además, la adquisición de calificaciones falsas, afectan los resultados del aprendizaje de los niños.

A lo largo de los años ingentes cantidades de alimentos en grano y combustible, cuyo fin era ser distribuidos a través de canales públicos o de programas de protección social entre los sectores más pobres, como "alimentos a cambio de trabajo" y "comidas escolares para niños pobres", se han robado y vendido en el mercado libre.

El presidente negó el pedido de las escuelas para cobrar el almuerzo de los estudiantes que participan en el programa de Educación Primaria Universal (EPU), afirmando que éste ha sido concebido para las familias pobres que no pueden asumir gastos adicionales. Además, declaró que el pago de montos innecesarios de dinero crearían barreras adicionales a la EPU, pues se añadirían a los costos ya existentes, tales como uniformes caros, libros, visitas y otros rubros.

Los programas de alimentación de nuestras escuelas de primaria se pusieron en marcha a partir de 1994, como parte del Programa de la Reconstrucción y Desarrollo. El objetivo principal de los programas de alimentación era asegurar que se cubrían las necesidades básicas nutricionales de millones de niños sudafricanos que vivían en la pobreza. Entretanto los programas alimentarios que ofrecen a estos niños su única comida diaria, se ven amenazados por la ineficacia burocrática y prácticas corruptas por parte de proveedores independientes.