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El número de casos sospechosos de hacer trampa en la Universidad de Oxford aumentó de 26 en marzo a 55 en octubre de 2019. Las cifras mostraron que este año, 36 estudiantes habían sido investigados por plagio durante evaluaciones y 19 eran sospechosos de colusión en evaluaciones de libro abierto. Otros seis estudiantes adicionales recibieron una calificación de cero, pero se les permitió volver a presentar su trabajo.

Un rector de la Universidad del Norte de Sumatra (USU) se ha visto implicado en cuatro denuncias de plagio: una en 2014, dos en 2017 y una en 2018 de una tesis presentada para optar a la cátedra. Este es el tercer caso de plagio en USU, tras un caso de 2013 implicando a un profesor y a otro en 2015. Ambos fueron sancionados con el retraso de la promoción y no podían ocupar ningún puesto académico ni dentro ni fuera de la universidad. El rector podría enfrentar sanciones similares si lo encuentran culpable.

Más de 75 estudiantes fueron acusados de infringir el Código de Honor de los cadetes de West Point en un examen de matemáticas mientras estudiaban a distancia debido a la pandemia del coronavirus. Los que admitieron haber hecho trampa, han sido enviados a un programa de rehabilitación de seis meses y estarán a prueba durante el resto de su estancia en West Point. Este ha sido el mayor escándalo de trampa en West Point desde 1976, cuando 153 cadetes fueron expulsados o renunciaron por copiar en un examen de ingeniería eléctrica.

Una ex administradora del Distrito Escolar Independiente de Houston fue sentenciada a un año de libertad condicional por su involucración en el escándalo de admisiones, en la que atrapó a padres de familia adinerados de todo el país. Fue acusada de tomar sobornos del consultor de admisiones en el centro de la trama, a cambio de permitir que alguien tomara los exámenes en representación de los hijos de sus clientes o de corregir sus respuestas. El año pasado, otras 50 personas fueron arrestadas en la trama, en la que, las autoridades declararon que jóvenes que no lo merecían fueron aceptados a las mejores universidades con credenciales atléticas falsas o calificaciones de exámenes falsas.

Una encuesta reciente revela que un gran número de estudiantes aplican “pequeños trucos” para obtener buenos resultados. Usan cualquier medio para hacer trampa: desde pegar notas atrás de la computadora o en las paredes durante los exámenes orales por video, hasta compartir sus respuestas en grupos en las redes sociales. Debido a limitaciones económicas, muchas universidades no han podido implementar sistemas de video vigilancia para evitar que los estudiantes hagan trampa.

Dos profesores fueron acusados por utilizar su negocio de preparación de exámenes para ayudar a la gente a hacer trampa en los exámenes de certificación de maestros del estado. Las acusaciones incluyen 108 cargos de fraude electrónico y tres cargos de robo de secretos comerciales. Según la Fiscalía, la pareja tomó varias veces los exámenes de Liderazgo Educativo y los exámenes de certificación de profesores de Florida, junto con otros empleados memorizaron las preguntas y respuestas con el fin de diseñar una guía de estudio.

Se ha informado de estudiantes en el Instituto de Tecnología de la India (IIT)-Bombay, IIT-Kharagpur, y IIT-Ropar que usan grupos de WhatsApp para compartir soluciones a preguntas, y utilizan los descansos para llamar a sus compañeros durante los exámenes. Un profesor informó que, el 95% de los estudiantes hacen trampa. Para evitarlo, el Ministerio de Educación ha establecido un comité para desarrollar un protocolo común para exámenes internos en línea, y las universidades están considerando la introducción de un código de honor.

Un informe realizado por el Barómetro Global de Corrupción de Asia, encontró que casi el 50% de aquellos que pagaron sobornos fue porque se los pidieron, mientras que el 32% de los que usaron conexiones personales dijeron que solo recibirían el servicio si pagaban. Con la tasa de soborno más alta de la región, (39%) la India también cuenta con la tasa más alta de personas que usan conexiones personales para acceder a servicios públicos (46%). El 63% de los ciudadanos piensan que, si denuncian algún tipo de corrupción, sufrirán represalias. La práctica cotidiana de la corrupción y el soborno sigue siendo sumamente elevada, ya que casi uno de cada cinco ciudadanos paga un soborno por acceder a servicios públicos fundamentales, como atención a la salud o la educación.