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Siguiendo recomendaciones del panel nacional de educación superior más importante, las universidades se verán forzadas a ser sinceros con sus estudiantes prospectos sobre el puntaje para poder pasar los cursos de ATAR. La revisión fue encomendada después de que se reveló que el 60 por ciento de los estudiantes de algunas universidades estaban siendo admitidos con puntajes por debajo de los requisitos mínimos de ATAR

Una nueva compañía de Melbourne ha creado un programa anti-plagio que se está probando en cuatro importantes universidades australianas.
Se llama Cadmus, y rastrea las tareas de los estudiantes. El programa de edición y autenticación – que opera como un documento de Google, puede accederse desde cualquier lugar – utiliza análisis de pulsaciones de teclas para construir perfiles de los estilos de mecanografía de los estudiantes, detectando cuando otra persona deshonestamente se involucra en su trabajo.

Los estudiantes que hacen trampa usando fábricas de ensayos son “casi imposibles de detectar”, según un estudio, se encontró que muchos de los escritores fantasmas, recibirían buenas notas en los ensayos, si estos fueran entregados. Un orador de historia de la Universidad de Nueva Gales del Sur, condujo un experimento en el cual compró 13 ensayos de 13 sitios web ofreciendo escritura fantasma y los entregó a importantes académicos para su calificación, con la idea que habían sido elaborados por estudiantes legítimos. Los resultados fueron “alarmantes”, con la calidad de dichos ensayos siendo de “mejor calidad de la esperada”. El uso de estos lugares podría ser mucho más alto de lo pensado.

Doctores, registradores y siquiatras de algunos de los mejores hospitales de Sídney hicieron trampa en sus exámenes médicos mediante colusión e intercambio de fotos ilícitas de los exámenes. Documentos obtenidos por Fairfax Media demuestran que algunos exalumnos del programa médico de la Universidad de Sídney han estado confabulando desde el 2009, con materiales ilícitos, así como las fotografías de exámenes, las cuales todavía son compartidas con estudiantes actuales en los departamentos de siquiatría, pediatría y servicios comunitarios de las escuelas médicas más prestigiosas de Sídney.

Universidades a lo largo de Sidney toman medidas contra trampas en tareas de evaluación de tercer nivel, después que Fairfax Media reveló malas conductas crónicas en todo el sector. La Universidad de Sidney, la Universidad de Tecnología y la Universidad de NSW (Nueva Gales del Sur) han implementado nuevas políticas más estrictas para evaluaciones, incluyendo la reintroducción de exámenes con libros cerrados, sesiones de preguntas y respuestas después de evaluaciones, y turnos de tareas para hacer en casa y han prohibido los relojes de pulsera durante los exámenes.

El Ministro de Educación Federal dirigirá el panel de educación más importante de la nación, para enfocarse en las admisiones en universidades, después que una investigación de Fairfax Media reveló que la práctica de admitir estudiantes con notas menores a lo mínimo en cursos universitarios es endémico. La movida está prevista a anunciarse el miércoles, verá al Panel de Estándares en Educación Superior examinar opciones para mejorar la transparencia de políticas en la admisión de estudiantes. El panel tendrá un año para trabajar en un nuevo esquema de normas universitarias, que entrará en vigor a partir de enero de 2017.

Un hombre de negocios de Sídney, acusado de engañar a estudiantes extranjeros, continúa dirigiendo su operación a pesar de que está enfrentando 22 cargos de fraude y conducta indebida. Según un ex – empleado, la compañía, se hizo pasar por el cliente, configuró cuentas de correo electrónico falsas y trató de obtener visas, en violación directa con la Ley de Inmigración.

La Facultad de Medicina de la Universidad de Sidney revisará una de sus unidades de estudio tras el escándalo académico en el que se vieron envueltos estudiantes que habían falsificado informes y dijeron haber entrevistado a pacientes ya fallecidos. Una portavoz de la universidad anunció que revisarían su programa anual de Medicina Poblacional Integrada, después de que se descubriera que los estudiantes habían falsificado informes que se suponían documentaban la experiencia de pacientes que vivían con enfermedades crónicas.